top of page

Cecilia y Alfredo Jurado

DSC_8444 copy.jpg

Ellos fueron integrantes del grupo, que podríamos llamar de los primeros tiempos que pusieron los cimientos sólidos de la asociación y que trabajaron muy fuerte para lograr terminar el Jardín Botánico de Guayaquil. 

 

Cecilia fue Socia Fundadora, integró el Directorio desde 1976, siendo elegida Presidenta en 1983, 1989 y 1990, tocándole el privilegio de presidir la inauguración y bendición del Jardín Botánico. Luego siguió colaborando en el Directorio y no descansó de impartir en forma técnica y didáctica sus vastos conocimientos sobre la biología y cultivo de las orquídeas, con el acompañamiento de Alfredo quien se destacó por su responsabilidad, cumplimiento y hospitalidad durante las exposiciones internacionales, siendo el Director del Boletín durante muchos años.

A continuación recordemos lo que nos transmitió Cecilia , con sus propias palabras, cuando la AEO celebró en 1994 su vigésimo aniversarios de Fundación:

“Tratar de evocar recuerdos y sentimientos guardados veinte años, es algo así como abrir una cajita y encontrar tantas 

cosas, tantas vivencias, tantos instantes que solos o acompañados fueron dejando huella e imprimieron una serie de sucesos, que al evocarlos nos producen nostalgia, pena, risa y hasta satisfacción en el logro de un sueño.

No pensé en 1974, que hoy en septiembre del 94, estaría aquí tratando de juntar tantos pedacitos de vida para hacer un resumen de estos últimos veinte años. Creo que lo primero que pienso es en aquellos compañeros y amigos que partieron hacia el Creador y nos dejaron su voz, sus opiniones y gratos momentos compartidos, para ellos, mis plegarias y cariñosos pensamientos. También pasan uno a uno mis amigos que por una u otra circunstancia se han alejado de nosotros, pero que fueron parte del ayer e impulsores del presente, que contribuyeron con trabajo, con ideas, con su apoyo desinteresado y oportuno, con ellos no es un adiós, más de uno ha regresado para seguir compartiendo con nosotros éxitos y preocupaciones.


Pero ellos no son todos los que aprendí a conocer y querer hace veinte años. Al superarnos, al poco tiempo volamos más allá del límite urbano, y más allá de nuestras fronteras. También hay rostros, nombres, personas y amigos que no menciono por no llegar a olvidarme de ninguno y cometer una omisión que yo sentiría más que nadie. Gente del continente americano y más allá. Nombres que son difíciles de pronunciar pero rostros que no olvidamos. Todo a raíz de una noche de septiembre en que una idea tomó forma y que la iniciativa del Padre Ángel Andreetta fue acogida en nuestra cálida y generosa ciudad de Guayaquil.


Hay tantas cosas en la cajita, que ponerme a describirlas todas, sería como para otros veinte años. Solo mencionaré que cada Exposición ha sido como correr cien kilómetros y luego caer en un refrescante baño de orquídeas y emociones. Dentro de esta carrera, cada evento, cada logro tiene su sacrificio y su recompensa. El arduo camino hasta el feliz término del Jardín Botánico quizás sea el más difícil, pero también, pensamos, que nuestro pequeño aporte bien valió veinte años de esfuerzo. Hay también ratos de mucha alegría e historias personales o compartidas en que hilarantes anécdotas de nosotros o de algún compañero se mantienen tan vivas como el día en que sucedieron, contarlas también sería cosa de mucho tiempo, pero no dejan de aflorar a la conversación cada vez y cuando nos reunimos y evocamos el pasado.

Nunca pensé que aquella tarde en que Titina entró en mi casa y me dijo “Señora, he sabido que usted cultiva orquídeas y tratamos de agruparnos para hacer algo por ellas …..¿ Quiere venir a mi casa esta noche?..... iba a ser una

invitación para veinte años.”


Boletin de la AEO. No. 165.Septiembre de 1994

DSC_8450 copy.jpg

Juan Jurado, Hugo Huerta de Nully, Alfredo Jurado, Max y Evelyna Konanz, Cecilia de Jurado y N.N.

DSC_8446 copy.jpg

Cecilia de Jurado y su hijo Juan.

bottom of page